Permítanme salirme de la tónica habitual de las crónicas, y que en esta ocasión este espacio sea más un sitio donde plasmar mis nervios y emociones. Porque aquí hay un bético que todavia le cuesta asimilar lo vivido. Seguramente habrá más gente como yo. Habrá otros que cuando han acabado los 120 minutos de dura eliminatoria, lo habrán celebrado en la feria. Otros que habrán preferido festejarlo en soledad y acordarse de aquellos que lo han visto todo desde el cuarto anillo. Sea como sea, lo importante aquí es que el Betis estará en la final del próximo 28 de Mayo en Breslavia.
Euforia, emoción, nervios, tristeza, orgullo, alegría...Quién ha visto el encuentro creo que habrá experimentado en algun tramo del partido esos sentimientos. Este ha sido nuestro bautizo en estas citas, y ahora podemos decir que ha valido la pena. Pasar a una final de una competición europea no iba a ser fácil, y todo lo acontecido en el choque es una muestra de lo bonito que es el fútbol. Ahora sí podemos decir que es bonito, pero si la eliminatoria se hubiera resuelto a favor de los italianos lo tildariamos de injusto. Y tendríamos razón, ya que el Real Betis ha sido superior en el cómputo general al cuadro viola.
Podíamos llegar a pensar que la falta de experiencia del Betis en estas vicisitudes le pasaría factura, pero nada más lejos de la realidad. Los de Pellegrini salieron con personalidad, como aquel que llevara a sus espaldas 10 semifinales y no fuera la primera.
De hecho, las primeras ocasiones fueron de color verdiblanco. Antony fue un auténtico dolor de cabeza en toda la primera mitad. El brasileño, más iluminado que nunca, probó a De Gea con un disparo raso que obligó al meta español a hacer un paradón. Fue la antesala de una genialidad del '7' bético, que ya nos sorprende con facetas desconocidas hasta ahora. Falta a Lo Celso que él se encarga de transformarla y la clava en la escuadra derecha. Brutal, 0-1 y la final un poco más cerca.
Lo de la final más cerca fue algo retórico, porque la Fiorentina tardó 4 minutos en empatar el encuentro. Gosens, libre de marca en un córner haría el 1-1. Jarro de agua fría, que no enfrió a los béticos, ya que su contestación al gol local, fue un balón estrellado de Johnny Cardoso al larguero.
Del 1-2, se pasó al 2-1 en una jugada calcada al empate. De nuevo Gosens conectó un cabezazo para igualar la eliminatoria. El balón parado metió en el partido a un equipo que apenas había inquietado a Vieites. Cada córner era un suplicio para el Betis. Más de un Padrenuestro ha caído en las acciones a balón parado.
El resultado fue una inyección de moral para los italianos que apretaron en el tramo final de la primera parte. El descanso parecía necesario para resetear y volver al plan inicial.
La segunda parte tuvo un dominio más repartido. Mendy tuvo que entrar por Bartra, y el canterano estuvo sublime. Cuando no llegaba la calidad, llegaba el coraje. Cuando no llegaban las fuerzas, llegaba el corazón. El Betis jugó al fútbol, y también al otro fútbol, no entrando, por ejemplo en las provocaciones de un Ranieri al que después se le callaría la boca. El cuadro sevillano rozó el gol en una doble ocasión que desbarató De Gea, que se estaba erigiendo como héroe de su equipo.
El encuentro entró en una fase donde ambos no quisieron cometer errores y todo se decidiría en la prórroga. Treinta minutos más de sufrimiento para unos corazones maltrechos.
La prórroga traería, por si fuera poco, la incorporación de dos estados más; redención y resurrección. La redención de Ruibal, que tuvo que entrar para jugar de delantero, que como si un nueve puro se tratara, bajó un balón para habilitar a Antony para que este asistiera al resucitado. ¿Y quién ha resucitado? Pues nada más y nada menos que Ez Abde, que ha sido fundamental en toda la eliminatoria y su gol ya forma parte de la historia del club. De prácticamente no contar, a ser importantísimo.
La Fiorentina se fue arriba con todo, mientras que el Betis tendría en las contra, alguna opción para dejar todo sentenciado. Una nueva ocasión de Abde se marcharía al palo para añadirle suspense al final del partido. Pablo García, disputó los minutos finales, aportando frescura, desparpajo y buenas acciones. Él, que ha mamado el Betis desde pequeño, era la extensión de todos los aficionados que siente el beticismo como algo suyo. Pura poesía.
Con el pitido final se desataría el éxtasis. La catarsis en forma de alegría, y también en forma de lágrimas. Porque hay que reconocer, que algunos hemos llorado. Pero es un llanto especial. De júbilo, de esperanza, de liberación por todo lo que hemos pasado. Nos merecemos todo esto. Y lo mejor, que el sueño continua. Demos gracias al Señor por ser del Betis. Nos vemos en Polonia.
Ficha técnica:
2.- ACF Fiorentina: De Gea; Pongracic, Comuzzo, Ranieri; Dodò (Colpani 106'), Mandragora (Zaniolo 106'), Adli (Richardson 46'), Fagioli (Folorunsho 88'), Gosens (Parisi 95'); Gudmundsson (Beltrán 95') y Kean.
2.- Real Betis: Fran Vieites; Sabaly (Bellerín 86') (Pablo García 114'), Bartra (Nobel Mendy 58'), Natan, Ricardo; Johnny Cardoso, Fornals (Sergi Altimira 91'); Antony, Isco, Lo Celso (Abde 58'); y Bakambu (Aitor Ruibal 91').
Árbitro: Glenn Nyberg (sueco); con Pol van Boekel y Clay Ruperti (neerlandeses) en el VAR. Amonestó a los locales Dodo, Richardson, Kean, Fagioli, Ranieri y Folorunsho y a los visitantes Fornals, Natan y Ruibal.
Goles: 0-1 (30') Antony; 1-1 (34') Gosens; 2-1 (42') Gosens; 2-2 (97') Abde.
Incidencias: partido correspondiente a la vuelta de la eliminatoria de semifinales de la UEFA Conference League disputado en el Estadio Artemio Franchi de Florencia (Italia), ante unos 22.000 espectadores, entre ellos cerca de dos millares de aficionados del Betis. Sólo había capacidad para medio aforo por obras en el coliseo de la ciudad toscana. El Betis ganó por un global de 3-4.
José Antonio Pérez Cubiles
