lunes, 5 de junio de 2023

UN PARTIDO DE LEYENDA

Como pueden ustedes imaginar, a pesar de que antes de que se sentara todo el público del Villamarin ya figuraba el 1-0 anotado por Ayoze, el título de la crónica no es porque ayer ser viviera una Oda al fútbol sobre el césped del Villamarin, sino una Oda a la historia del fútbol del barrio de Heliópolis, de nuestra ciudad y de España entera.


Porque el partido de ayer más allá de lo futbolístico en lo que el Real Betis entró al encuentro con la profesionalidad que exige ser jugador de primera división y competir hasta el final contra un Valencia que se jugaba la vida (aunque no lo pareciera) fue una fiesta por y para el 17 verdiblanco.

Como les comentaba, en el terreno de juego un Betis bien plantado y jugando tranquilo tras el 1-0 inicial y un Valencia que lo intentaba con más fe que calidad y con más miedo que ímpetu. Una primera parte que el Betis dominó a su antojo y que solamente los ataques de Samu Lino por banda izquierda inquietaron un poco la meta de Claudio Bravo durante los primeros 45 minutos en los que poco hay que destacar más allá, insisto, de la profesionalidad de los jugadores verdiblancos. Y dirán ustedes, porque este chaval hace hincapié en apenas dos párrafos a la profesionalidad, pues sencillo, aún recuerdo la temporada en la que el Real Betis Balompié descendió a segunda división tras ganar Osasuna en las dos últimas jornadas a un Real Madrid y FC Barcelona que mancharon la honorabilidad y el espíritu competitivo de la competición.

Pero volvamos a lo de ayer, durante la segunda mitad más de lo mismo, un Betis con el control del balón y del partido y un Valencia arriesgando muy poquito o prácticamente nada estando más pendiente y preocupado de lo que pasaba en otros estadios que de competir e intentar ganar su encuentro para despejar cualquier duda de descenso. 

Sin embargo en un desajuste en el centro de la defensa y un buen pase de Nico, Diego López estableció el que a la postre sería el 1-1 definitivo confirmado así los 60 puntos del conjunto de Manuel Pellegrini y la salvación del equipo de la capital del Turia.

Cabe destacar también la aparición estelar de un Musah que entró al terreno de juego entre vítores y aplausos con su poquita de guasa de la afición local y que tan solo a los 3 minutos de pisar el césped hizo una terrorífica y criminal entrada a Edgar que le costó la roja directa tras revisión del VAR y como no, su segunda ovación para despedir como se merecía al que falló el penalti en la cartuja el 23 de Abril de 2022.

Poco más que contar del apartado futbolístico, un partido un poco descafeinado en el que destacó, como siempre, un Ayoze Pérez que todo lo que hace tiene un sentido y un porqué, es un jugador de nivel superior que ojalá pueda firmar el Betis en este mercado.


En el apartado emocional el partido se convirtió en uno de esos que costará olvidar a las orillas de Heliópolis, en realidad, ayer la grada dejó a las claras que por una vez, lo que menos importaba era el resultado. Ayer era el último día del capitán, difícil era en los asientos del Villamarin contener las lágrimas cada vez que desde Gol Sur se entonaba el cántico “Oh Capitán, Oh Capitán….” y si complicado era durante las fases con balón en juego, qué decir de ese minuto o minuto y algo antes de empezar el segundo tiempo, con los 22 jugadores sobre el césped en el que todo el estadio se puso en pie a aplaudir al 17 y a entonar la canción antes citada, ¡qué momento¡, que desborde de alegría triste, que de sentimientos a flor de piel de cada aficionado, que demostración de sentir de una grada, que derroche de gratitud de 54.000 almas hacia un jugador que ha dejado su sello y su vida por defender el escudo que todos queremos, esos instantes tardarán muchos años en volver a repetirse, porque olvidarse, estoy seguro que nunca se van a olvidar en el Benito Villamarin.

Raúl Armario Perea