jueves, 26 de noviembre de 2020

VUELTA AL BOCHORNO

 

El bético tiene que estar preparado siempre para volver a pasar bochorno al ver a su equipo en el campo, nunca se sabe cuándo puede aparecer el Betis que nadie quiere ver, los hechos están ahí. La historia del Betis se vuelve a repetir, es cíclica, y pasa lo mismo dentro de una misma temporada. El equipo y el entorno pasan de la euforia, del buen juego y las victorias a todo lo contrario, la desgana, la desazón y el bochorno, acompañando a la derrota un resultado abultado y una imagen espantosa, por llamarla de alguna manera. 

 Esta pasada jornada diez el Betis volvió a darnos un baño de realidad, pero de la realidad mala, de la mala imagen. Los de Pellegrini salieron goleados por cuatro goles a cero de San Mamés, ante un Athlétic que posiblemente esté pasando por una de sus peores rachas de identidad. El equipo verdiblanco ni estuvo en el partido ni se le esperó en ningún momento. El partido del Getafe, ese que al parecer no volvería a darse, según algunos futbolistas, volvió a “dar la cara” frente a los vascos. ¿Merece el bético vivir estas cosas una y otra vez cada poco tiempo?

 La primera del equipo fue tan mala que no tuvo que pasar demasiado tiempo desde el inicio para darnos cuenta. Los errores propios llegaron pronto y el balón no encontraba verticalidad cuando lo tenía el equipo de Pellegrini, la ausencia de Canales se nota, claro, pero ¿cómo puede haber tanta diferencia entre el jugador titular y el que suple su ausencia? A lo mejor la planificación sigue sin encontrar la clave a este problema. 

 Berenguer ya avisó con un disparo que sacaba Bravo. El Betis disponía después de dos saques de esquina que quedaban en nada. En nada para los nuestros, en mucho para ellos porque culminaban con un contragolpe que provocaba otro acercamiento vasco a la meta de Bravo. 

Si esto fuera boxeo, los leones ya irían ganando a los puntos por sus ocasiones creadas pero no lo es, es fútbol y el balón tiene que estar dentro del arco. Lo hizo Víctor Díaz, nuestro central, en propia meta. Un centro-chut de Villalibre hacia Williams acabó con un mal despeje de Víctor Ruiz. Ya que ellos no atinaban con el gol, le facilitamos nosotros el camino, dolorosa consumación a decir verdad, y solo corría el minuto 9.

 El Betis conseguía anotar también, era Guido Rodríguez el que lo hacía pero el balón le llegaba de una peinada de Víctor Díaz que tocaba la bola en posición de fuera de juego, el balón le llegada desde una falta que sacaba Joaquín. La jugada venía propiciada por una falta que provocaba Rodri, el canterano bético, que fue el jugador más activo de los nuestros. 

 Los de Pellegrini tenían la luz apagada y no encontraban la manera de meterle mano al rival. El Athlétic por su parte se encontraba cómodo en el campo. 

 Con poco que aportar el equipo verdiblanco, el que sí decía algo en el campo eran los locales. Tras un error en la salida de pelota de los verdiblancos, Williams cayó a banda izquierda para poner un centro al corazón del área. Villalibre cabeceó y Bravo hizo una gran intervención, pero el esférico le llegó a Capa quien remachó en el segundo palo. Viendo el marcador y lo que estaba proponiendo el equipo verdiblanco, se podía decir que ya estaba todo dicho. Para mal nuestro todavía quedaba más por decir.

 La segunda mitad estuvo igual de falto de ideas que la primera por parte nuestra. Desde el banco tampoco encontraban soluciones. 

 Los que seguían hablando en el campo eran los rojiblancos. Muniain entraba al área bética como Pedro por su casa y a él mismo le llegaba de vuelta un balón que había dejado para Villalibre. El  menudo canterano recibía en el punto de penalti para fusilar a Bravo que acertaba en repeler el balón, el rechace, con hasta cinco jugadores del Betis mirando la jugada como cualquier aficionado desde su casa, lo recogía de nuevo Muniain para remachar de cabeza con Bravo en el suelo sin poder remediarlo. Esta jugada es para ponerla en las academias de fútbol para enseñar cómo no hay que desconectarse de una jugada.

Y ni diez minutos pasaron cuando Berenguer se apuntó a la tabla de goleadores y cerró el marcador con su tanto. El pamplonica conectaba un balón que le llegaba al corazón del área y que sin oposición bética, empalmaba y colocaba lejos de Bravo. De nuevo la zaga bética dejaba a un jugador rematar sin que nadie le sople en el cuello aunque fuera para molestarlo un poco. 

 Por delante había todavía algo más de 20 minutos que no sirvieron de mucho a ninguno de los dos. El Betis quería que terminara ese martirio cuanto antes y los béticos más todavía. 

 Veintiún goles en contra lleva el equipo y con esos números los objetivos más jugosos quedan muy lejos. Todo bético puede entender que los días malos llegan pero lo que nadie entiende ya es la inestabilidad del equipo venga quien venga. Si en la jornada diez no miramos qué entrenador estaba en el banquillo bético, podríamos haber dicho perfectamente que lo dirigía Julio Velázquez, Garrido, del Amo o cualquiera de esos entrenadores que llegaron para nada. Mucho tiene que cambiar la situación en todos los estamentos del club. 

 Athletic: Unai Simón; Capa, Yeray, Iñigo Martínez, Yuri (Balenziaga, min. 88); Vencedor, Vesga; Williams (Raúl García, min. 76), Muniain (Sancet, min. 70), Berenguer (Morcillo, min. 70); y Villalibre (Lekue, min. 88).

Betis: Claudio Bravo; Emerson, Sidnei, Víctor Ruiz, Álex Moreno; Guido Rodríguez, William Carvalho (Guardado, min. 61); Joaquín (Lainez, min. 70), Rodri (Aitor Ruibal, min. 83), Tello (Loren, min. 61); y Sanabria (Borja Iglesias, min. 61).

Goles: 1-0, min. 9: Víctor Ruiz, en propia puerta. 2-0, min. 33: Capa. 3-0, min. 59: Muniain. 4-0, min. 68: Berenguer.

Árbitro: Javier Alberola Rojas (Comité Castellano-Manchego). No mostró ninguna tarjeta amarilla.